SIN METÁFORAS
Quisiera
contarte, de una forma sencilla,
por
qué soy una zorra,
por
qué estoy de vuelta
y
ya no me sonrojo
ni
desaparezco bajo un manto negro
cuando
me señalan con el dedo.
Podría
explicarte cómo salía de la sala
invicta,
poderosa,
con
la fuerza del animal salvaje
que
habita en mis venas.
Cómo
caminaba con la cabeza alta,
y, en un momento, me
quedaba a ras del suelo
retorciendo un
mechón entre mis dedos
como cuando era
chiquita.
Cómo los susurros
roncos
reptaban por los
pasillos,
esos pasillos que
conceden oscuridad
y esquinas
suficientes a los cobardes,
deslizándose hasta
mis oídos
para envenenarlos.
A ti podría
explicarte: no era una zorra
¡joder!,
solo era mejor que
las corbatas
que invadían mis
sueños.
Ahora,
cuando por cansancio he decido vivir sin miedo,
cuando no me conformo con poco.
Ahora,
cuando soy una zorra
¡Qué tengan cuidado con mis dientes!
Zorra, puta y
guarra.
Astuta, libre e inteligente.
¡Siempre alta nena!-me decía mi madre-
Te lo cuento porque
estoy de vuelta,
aún sin haber ido…….
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