De nada sirve tener las llaves de una casa
si han huido de ella
todos los recuerdos
y ya solo decoran sus paredes
dos carteles de “se vende”.
Ayer murió un poco más
la niña-halcón que habita mis huesos,
también salió a la venta
junto con los muros y los jardines
donde volaba libre.
No hay nada más triste
que vender a trozos tu pasado
cuando no quieres.
En días como ayer
saben mal hasta los besos.