DÍA A DÍA
Los monstruos que moraban bajo mi cama
se han despertado,
me besan en los labios
y susurran secretos
al lado de mi oído.
Tú crees que si cuentas hasta diez
con los ojos cerrados
desaparecerán,
como un mal sueño,
como si nunca hubieran existido.
Pero mis monstruos
no son peludos,
ni tienen cuernos,
ni desaparecen con la luz del día.
Mis monstruos se sientan a mi lado
me pasan su brazo por encima de los hombros,
mis monstruos pasean conmigo.
La incertidumbre,
con sus dientes afilados
roe mis huesos
y los alimenta tiernamente con mis entrañas.
Es complicado dormir
cuando sabes que allí estarán
esperándote,
pacientes,
a la cabecera,
velando tus sueños,
esperando el momento justo
para deslizarse bajo la almohada.
velando tus sueños,
esperando el momento justo
para deslizarse bajo la almohada.
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