y eso solo yo lo se, al llegar la noche
abre su baúl, saca su parche
y se pone a leer.
Ni Roberts, ni Kidd, ni Barbanegra,
ni siquiera Mary Read,
la terrible bucanera,
tienen en sus cofres tales tesoros:
joyas, rubís, cañones y oro.
Es mi papá un pirata tan poderoso
que, cuando cierro los ojos,
me lleva en su barco pirata
a bosques encantados donde hay
princesas, hechizos, hadas buenas y brujas malas.
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